El aceite de palma se ha convertido en una de las grasas vegetales que dan de qué hablar en la actualidad, sobre todo por ser un ingrediente muy común en los alimentos procesados. Algunas de las empresas del sector alimentario que más usan este ingrediente son Unilever, Nestlé, Kellogg´s, Burger King, McDonalds, Starbucks o Ferrero, entre muchas otras.
Todavía hay algunos fabricantes y distribuidores de alimentos que evitan su mención en el etiquetado. Además, cuando se hace, puede disfrazarse usando algunos pseudónimos, por ejemplo, aceite de palmiste, grasa vegetal fraccionada e hidrogenada de palmiste, estearina de palma, palmoleína u oleína de palma, manteca de palma o haciendo uso del nombre científico de la especie (Elaeis guineensis)
Pero, si se sabe que estas grasas no son saludables, ¿a qué se debe su uso tan extendido?
Hay una doble justificación para explicar su uso masivo: es muy económico comparado con grasas y aceites de otro origen, y además es muy versátil. Una de las características más preciadas por la industria es su temperatura de fusión, que le hace permanecer sólido a temperatura ambiente manteniendo al mismo tiempo una textura sedosa y untuosa. Permanece sólido, mantiene la forma del producto y cuando se introduce en la boca funde de forma agradable.
Sin embargo, la causa contra el aceite de palma por sus efectos sobre la salud lleva abierta bastantes años. El argumento principal es su perfil lipídico, es decir, la naturaleza de los ácidos grasos que lo componen.
Básicamente, es una grasa especialmente rica en ácidos grasos saturados (grasas conocidas como 'malas') directamente vinculados con el incremento de distintas enfermedades metabólicas.
Aunque, recientes investigaciones ponen de manifiesto que no todas las grasas saturadas son iguales: datos recientes apuntan con bastante convencimiento a que no todos los alimentos portadores de grasas saturadas son 'malos', y que también hay 'buenas' entre estas grasas saturadas. Aquellos alimentos portadores de cadenas largas e impares de carbonos de ácidos grasos serían beneficiosos, frente a aquellos ácidos grasos con cadenas más cortas y pares de carbonos.
Entrando en detalle, uno de los sospechosos de subirse al pódium de las peores grasas saturadas es el ácido palmítico, ya que es un ácido graso de 16 carbonos y par. El ácido palmítico recibe este nombre por ser un componente característico del aceite de palma, y hay pocas dudas respecto a su presencia en la dieta en relación con diversas disfunciones metabólicas, entre ellas, la diabetes.
Muy interesante, en este blog se aprende mucho! Muchas gracias por vuestro trabajo
ResponderEliminarMuy interesante, en este blog se aprende mucho! Muchas gracias por vuestro trabajo
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ResponderEliminarMuchas gracias por esta gran información tan beneficiosa para la salud.!
Sois un quinteto digno de 👏 👏 👏 👏 👏.